jueves, 7 de mayo de 2009

Pnadillas azotan Lima



Según información de la Policía Nacional, el problema de las pandillas se agrava con el paso del tiempo, pues si bien el número no ha crecido significativamente, la edad de sus integrantes supera la imaginación, niños de 9 años ya son parte de algunos grupos.
Lo peligroso del caso es que estos niños roban en las calles y en algunas ocasiones llegan al asesinato, influenciados por el alcohol y las drogas.
Los jóvenes que integran pandillas están inmersos en una lucha de poderes, dominio territorial, incluso algunos grupos buscan crear un precedente de ferocidad para ser reconocidos como los más violentos, sanguinarios y crueles, lo cual los lleva a sentir el respeto de las demás agrupaciones, añadió Saravia.
Pero eso no es lo más grave, pues los pandilleros han pasado de ser revoltosos y violentos para convertirse en delincuentes juveniles. No sólo buscan llamar la atención y sentir poder, sino matar por convicción, lo cual preocupa a las autoridades porque si antes los ataques entre grupos se producían con palos y piedras, hoy ya utilizan armas de fuego y cuchillos.
La tenencia ilegal de armamento y la creciente presencia de jóvenes desocupados y sin identidad que viven en zonas de pobreza y abandono de Lima, así como la proliferación de microcomercializadores de droga, son los tres factores que llevan a calificar a una zona como brava o crítica, convertida en intransitable y prohibida.
Los jóvenes inmersos en pandillas se sienten invisibles ante la sociedad y sólo buscan defender sus convicciones para hacerse presentes en cualquier ámbito. Se aferran a códigos y a símbolos por los que pueden dar su vida y muchas veces no les importa arriesgar su integridad física con tal de seguir a su grupo o a sus líderes.
La palabra pandilla se ha hecho común en el país desde hace más de dos décadas, en que se ubicó a los primeros grupos de jóvenes que se reunían para protagonizar actos vandálicos, destruir viviendas y robar para comprar licor y drogas. Pero lo más importante para ellos en ese tiempo, y ahora también, es proteger su área geográfica, la zona donde operan y que consideran suya.
Estos chicos han sobrepasado los límites. Si en algunos casos integran las pandillas para sobrevivir, porque sienten el rechazo de su familia, en otros tienen el trampolín para formarse como delincuentes y mafiosos, situación crítica que se da por la necesidad del dinero, de sentirse importantes y por obtener lo que siempre han deseado y que por falta de medios no han podido.
Sólo en el año 2007, 41 personas -la mayoría adolescentes entre 15 y 17 años- han muerto en manos de pandilleros.

1 comentario:

PmnkOzkY dijo...

ganaste con el viejO TORTUGA


LATURBA "U" MAGDALENA