sábado, 9 de mayo de 2009

Realidad del Pandillero: una luz al fin del camino

El mundo del pandillaje es turbio y sobre todo peligroso para todos pertenecientes a este mundo.
Uno puede ser cabecilla o solo una persona más en la banda pero siempre el del barrio contrario te conoce y te mira de reojo para que en cualquier ocasión que te vea solo o lejos de tu barrio hacerte pagar por los platos rotos de tus secuaces. Por consiguiente acabas mal herido y a veces pasas a mejor vida por tan solo hacerte el bacán con tus patas y según tu “respetado” por la gente de la zona, admirado por el sexo opuesto por las brutalidades que haces, cuando en realidad es todo lo contrario te alejas más y más de la gente, hundiéndote cada vez en ese mundo, de drogas, de matanzas, y que lo único que conseguirás es llegar a la cárcel, hecho festejado por algunos pandilleros, dan a entender que el hecho de haber estado preso te hace un pandillero de más nivel, de más experiencia, o acabar muerto en alguna bronca de poderios de tu barrio y otro. Dejas de lado lo más importante que una persona tiene en el mundo, la familia, te olvidas de tus padres, de tus hermanos, nunca los volverás a ver, ellos decidieron debido a tus acciones alejarse de ti porque de alguna manera los ponías en peligro y cada vez que ellos se querían acercar a ti, los alejabas sin el menor remordimiento. Tu vida se convierte en un juego que está a punto de finalizar y lo más penoso es que te das cuenta de esto cuando ya todo está consumado, cuando no tienes nada que hacer, tus padres fallecieron y no les pudiste pedir perdón por todo lo que le hiciste, por todas las lisuras dichas hacia ellos, solo te queda llorar.
En muy pocos casos el pandillero se da cuenta de el mal rumbo de su vida y tambien que aún pueden revertir esta situación y se trata en un centro donde lo ayudan de la mejor manera a salir adelante, al salir de ahí te podrás ver con tus padres, les darás ese abrazo que tanto quisiste pero te lo negaste hacia tus padres, llorarás por ellos y con ellos, empezarás una nueva vida, encontrarás una mujer que amarás con todo tu corazón y que Dios pusó en tu camino para que pases la vida con ella, tendrás los hijos que no pensaste ni soñaste tener algún y verán en ti a un excelente padre, aprenderán de ti todos los valores que te negaste parte de tu vida, te dirán que quieren algún día llegar a ser como tú y tu les dirás que no será así, ellos serán como ellos tiene que ser con algunas cosas, claro, que quedaran de ti en los niños, que con el tiempo descubren otras cosas. Esos días que pasaste desahuciado no teniendo a nadie contigo, porque esos “amigos” que algún día te dijeron serlo, simplemente no lo eran, estaban contigo en esas ocasiones de guerrillas o cuando te drogabas con ellos y es cuando decides contar todo esto, tus hijos que se muestran sorprendidos al escucharte a causa de que en toda su vida han visto la clase de persona que eres, se muestran en parte desilusionados por ti, también alegres y admirados porque se los contaste todo.
Es así como son dos pandilleros, uno común y el otro, el que vive la gloria y se compromete consigo mismo a dar de todo de si para que al fin de cada día pueda decir “lo logre”.